CIBERMUNDO

Si bien la revolución cibernética es considerada por muchos como una oportunidad para realizar viejos sueños como el de la extensión de la democracia, para otros como Paul Virilio constituye en realidad un verdadero peligro de dimensiones globales que debe ser denunciado. En el libro El cibermundo, la política de lo peor, Virilio reflexiona sobre la consecuencias morales, políticas y culturales de la aceleración del tiempo mundial, el cibermundo y lanza una llamada a la resistencia.
Virilio es un gran crítico de la tecnología. Ya en su Máquina de visión alertaba sobre la expansión de una lógica de las tecnologías de la ilusión perceptual y denunciaba su terrible potencial de manipulación como consecuencia de la destrucción de la fe perceptiva. En El arte del motor, aceleración y realidad virtual, amplia su estudio a lo que él mismo llama la ultísima de la revoluciones tecnológicas: la de los "tecnotransplantes", invasión de la microfísica que remata la de la geofísica.
Para Virilio, las llamadas nuevas tecnologías de la información son las tecnologías de la puesta en red de las relaciones y de la información que, si bien, son portadoras de la perspectiva de una humanidad unida (conectividad), son también la de una humanidad reducida a la uniformidad. Pero también son portadoras de un tipo de accidente global. El accidente, fenómeno inherente a toda tecnología, en el caso del Internet, que es una tecnología mundial, no puede ser otro que un accidente total, es decir que puede afectar a todo el mundo al mismo tiempo:
Hasta ahora, toda la historia ha tenido lugar en un tiempo local (el propio de cada país)... Y las capacidades de interacción y de interactividad instantánea desembocan en la posibilidad de la puesta en práctica de un tiempo único... Es un acontecimiento sin igual. Es un acontecimiento positivo y al mismo tiempo un acontecimiento cargado de potencialidades negativas (Cibermundo, 15)
Para Virilio (19 - 20), la llegada de una posibilidad más real de la democracia con la extensión de la conectividad es un fantasma que debe ser denunciado. Con la puesta en práctica de la instantaneidad, la inmediatez y la ubicuidad de las tecnologías de la información, se está obteniendo un visión total y un poder total que ya no tienen nada que ver con la democracia, sino con la tiranía: la tiranía del tiempo global, incompatible con la del tiempo local.
Existe la ilusión de una velocidad salvadora; la ilusión de que el acercamiento exagerado entre poblaciones no va a atraer consigo conflictos sino amor, que hay que amar al que está lejos como a sí mismo (22).
En Estética de la desaparición, Virilio demuestra cómo el proceso de desintegración de lo real ostensible que comienza con el nacimiento de la fotografía, tiene hoy su más alta expresión con el vídeo y los multimedia, medios en los que lo real queda reducido a la persistencia retiniana o a la virtualidad electrónica. En este momento, según Virilio, la pintura y el dibujo están a punto de desaparecer, tanto como lo escrito, detrás del multimedia.
En últimas, frente al eterno dilema  de la colaboración o la resistencia, Virilio (Cibermundo, 35) propone tomar una distancia crítica frente al objeto técnico: "Hace falta una crítica de arte de las tecnociencias para hacer divergir la relación con la técnica. Sólo esta crítica puede hacer progresar la cultura técnica"
Esta versión de la batalla por el signo resulta especialmente importante en la medida en que no se trata de una simple réplica, sino de toda una posición fundamentada y sugerente que puede ayudar a encontrar la especificidad del uso y, por lo tanto, la práctica social más conveniente de los entornos digitales, como medios expresivos y portadores de un arte nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario